El entrenador como líder por Marta Giner

Hace un par de años, discutía con alumnos y compañeros de profesión como debía ser un buen entrenador y a todos nos venía a la mente la imagen del ex míster del FC Barcelona, Pep Guardiola. Durante su época blaugrana se hablaba de él como un entrenador que sabía conducir un grupo humano, que sabía seducir a sus jugadores, que controlaba y cuidaba todos los detalles que afectaban a su plantilla y daba un gran valor a la palabra. Se decía que conocía bien el club y entendía el vestuario mejor que nadie.

Se publicaron muchos artículos sobre su método y filosofía de trabajo y no sólo se mencionaban los conocimientos puramente deportivos y sus conocimientos técnicos y tácticos (que por supuesto los tenía), sino que además gran parte de las referencias giraban entorno su persona, como actuaba y como dirigía el equipo, de su relación con los jugadores, su “mano izquierda” ante los problemas, y su diálogo. Eso es psicología deportiva.

Por lo general, siempre se piensa que un entrenador tiene que haber estado previamente un gran jugador y que tiene que conocer muy bien el deporte que dirige. Evidentemente es imprescindible tener un buen dominio del deporte que se entrena, a nivel de técnica, táctica y normativa pero no hay que olvidar que el entrenador trabaja por un lado los aspectos técnico, tácticos, físicos y psicológicos, y por el otro, el manejo de los recursos humanos. No es suficiente en saber mucho de rugby solamente, el entrenador tiene que ser un gran gestor de éstos recursos humanos y no siempre es tarea fácil.

¿Qué tiene que hacer un buen entrenador?

Su objetivo principal es sacar lo mejor de cada jugador para el bien del equipo, consiguiendo que este equipo desarrolle su potencial al máximo. Para llegar a ese objetivo, el técnico tiene que ser un buen gestor, un constructor que conoce muy bien sus jugadores, les escucha, sabe planificar y organizar el tiempo en función de sus objetivos para cada jugador y para su equipo, y sobretodo, tiene que ser un ejemplo para ellos, un modelo. Todo eso me lleva a concluir que el entrenador tiene que ser líder.

Tiene que ser una persona con firmeza y con empatía que tiene que saber hacer trabajar y divertir a sus jugadores y comunicarse con ellos, mostrando autoconfianza, seguridad en si mismo y flexibilidad ante cualquier situación. Es importante también que sea ambicioso y optimista para poder así conseguir los objetivos que se ha fijado para el equipo.

Es por todo lo mencionado que muchos entrenadores trabajan de manera puntual o a full time con un psicólogo deportivo para controlar que los aspectos psicológicos no se pasen por alto y que tengan igual o más prioridad que los conocimientos puramente técnicos y tácticos que se quieren transmitir al jugador.

Desde aquí quiero animar a todos los entrenadores de rugby y de otras disciplinas deportivas a abrir sus mentes y a no tener “miedo” a los mental coach como yo, que solamente pretendemos cuidar todos esos aspectos mencionados anteriormente, del mismo modo que el nutricionista se preocupa por la correcta alimentación de los jugadores, el preparador físico por el buen desarrollo del jugador como atleta o el fisioterapeuta vela por una buena recuperación de las lesiones.

Cómo me contaron una vez, no hay que olvidar que el patrón del barco es el entrenador, es el “pirata” que dirige a su tripulación, y el psicólogo deportivo vendría a ser el loro que reposa sobre el hombro del pirata, procurando que no se le escape ningún detalle.

A la espera de vuestros comentarios, nos vemos en el ruck chicas!

Marta Giner
Twitter: @MartaHarper
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Marta giner

Comments (4)

  1. Alexandra

    Bonissim article com sempre. I de verirat be interessant.

  2. jose vicente

    Sin duda imprescindible el trabajo mental para un buen deportista, para un buen equipo. Felicidades, buen artículo.

  3. Muchas gracias, Presi!

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