Elinor Snowsill, jugadora de Gales y Bristol Bears, sobre su vida como gay

Elinor Snowsill tiene una historia que refleja porqué es importante que las estrellas del deporte del ambito LGBTQ+ sigan contando sus experiencias.

“El año pasado estaba yendo a una cadena televisiva a contar mi historia de salir del closet pero como estaba con un poco de tiempo, me detuve en un negocio,” cuenta la apertura de Gales y Bristol Bears.

“Al querer pagar tuve un inconveniente con mi tarjeta y me pidieron que esperara unos minutos para solucionar el tema. Les dije que necesitaba estar en los estudios y que no tenía mucho tiempo. La dueña del negocio me preguntó que iba a hacer en la televisión y le conté que estaría relatando mi salida.”

Evidentemente, le costó entender que significaba lo de mi salida, Le expliqué y me dijo: ‘Que bueno! Mi hijo es gay y yo lo acepto totalmente. Pero, tu eres muy bonita.'”

Ahí, Snowsnill entendió que estaba bien hacer la entrevista televisiva. “Es como si hubiera que tener un tipo para ser gay. Todavía existen esas actitudes.”

SALIDA

Snowsill dudó cuando S4C le pidió hacer la entrevista. Si bien sus padres ya sabían desde que tenía 23 años, y fue una experiencia sencilla, la jugadora de 31 años nunca había ocultado quien era.

“En un principio no la iba a hacer porque no lo necesitaba,” agregó

“Luego recordé cuanta gente aún no ha podido salir porque su familia no lo acepta; o que han side echados de sus casas por esto.”

“Esos son temas muy importantes y si tenemos la oportunidad, debemos hablarlos y normalizar el tema.”

Snowsill no recuerda un momento en el que supo que le gustaban las mujeres. Para cuando terminó su universidad en Loughborough, sabía que le atraían más las mujeres que los varones.

Le costó contarle a sus padres por el temor de la decepción. Una ruptura sentimental hizo que se abriera y notara que no había nada de qué preocuparse.

“Primero le dije a papá. ‘Lo sé,’ me dijo. Y yo le pregunté porque no me había dicho que sabía. ‘Esperábamos que nos dijeras en el momento que lo sintieras,” recordó.

“Me di cuenta que si hubiera sido honesta y contado antes, todo hubiera sido mucho más sencillo. Cuando les conté, me sentí cómoda con quien era y no lo escondí más.”

Cuenta que a sus 31 años no ha experimentado homofobia en el campo de rugby o su vida personal, aunque ha sentido incomodidad con varones que no aceptan que sea gay y “toman el convertirme como un desafío.”

“En el rugby puedes ser quien quieras ser, sin ser juzgada,” dice Snowsill. “En el rugby hay diferentes puestos, personalidades y habilidades; gente diversa que genera un ámbito en el que todos nos aceptamos.”

CAMINO A LA CIMA

Snowsill encontró un ámbito agradable cuando decidió cambiar su foco del fútbol, a los 19 años.

Nacida en Ascot, Inglaterra, de padre inglés y madre galesa, la familia se instaló en Cardiff a los siete años.

Llegó a representar a Gales internacionalmente en fútbol y solo comenzó con el rugby a los quince cuando su escuela organizó un equipo de touch rugby.

Rápidamente, Sophie Bennett, entonces Coordinadora Nacional de la Unión Galesa, la alentó a jugar rugby de quince. Entonces, se unión al Cardiff Harlequins; tras evitar con éxito ser tackled durante su primera práctica, jugó dos partidos como wing. Su tercer y cuarto partido de quince fueron jugando para Gales M19.

“Para mi primer cap con las M19, no tomaba el rugby tan seriamente ya que sólo había jugado dos partidos. Me divertía, eso sí,” recuerda Snowsill.

Al pasar al puesto de apertura y tener más contacto con el balón, durante un viaje a Canadá con Gales M20, que decidió priorizar el rugby por encima del fútbol.

La decisión fue sabia – desde entonces jugó en tres Rugby World Cups, un Commonwealth Games y para Barbarians.

“Jugar en Barbarians contra Estados Unidos fue la mejor experiencia que he tenido, algo increíble y por lo que estoy muy agradecida,” dice de un encuentro en que una jugada suya fue furor en las redes sociales.

“Fue una jugada que surgió de un penal; pateé el balón por encima de mi cuerpo con mi tacón. El entrenador sabía y me dio la confianza para intentarlo. Emma Jensen, mi compañero me la había enseñado.”

“Hacerlo fue fantástico; lástima que no terminó en try!”

APRENDIENDO

Cuando Snowsill regresó al School of Hard Knocks, una caridad en el sur de Gales la semana siguiente, vio a los niños en sus intentando recrear ese kick.

Su trabajo allí, usando el rugby como herramienta para enseñar valores positivos y comportamiento a 750 adultos y niños todos los años, es algo que le permite pensar en su futuro cuando deje de jugar rugby.

“Tengo dos objetivos,” cuenta Snowsill. “Me encantaría ser head coach de un equipo y eventualmente hacerlo a nivel internacional. Sería increíble; creo que necesitamos más mujeres en el alto nivel.”

“También quisiera trabajar con niños que viven un ámbito complicado en casa. Poder estar con ellos de lunes a viernes, educarlos, es un sueño.”

“Son dos objetivos distintos. Veremos donde termino.”

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